By the way, el fondo es una teselación a partir de una modificación mía a un dibujo de Maurits Cornelis Escher. Para el que no le conozca, Escher es el pintor responsable de muchos de los dibujos surrealistas con que se ilustran los capítulos dedicados a la percepción en los libros de psicología básica. Como en muchas otras cosas de mi vida reciente, Mazo es el responsable de que sepa la identidad de este maestro.
El caso es que el amigo holandés, de haber estudiado, habría sido un topólogo genial. Para explicar de qué va la topología, os recomiendo el mundo de plastilina de Lola. En particular tenía una manía persistente con las teselaciones. Básicamente, la idea consiste en tomar un elemento y cubrir todo el espacio disponible con él. Hay pocas (relativamente, cuando lo comparamos con el infinito número de las posibles) formas capaces de teselar un espacio bidimensional (por simplicidad, pensemos en un dibujo, que no es plan de ponerse a teselar espacios dodecadimensionales por que sí). Un cuadrado puede, un triángulo también. ¿Y un lagarto? Pues eso parece, ¿no ;-)? Fijaos en el fondo, en una esquina de la página, para poder ver varios lagartos a la vez. Centraos en la pata trasera izquierda del lagarto. ¿Veis la simetría cuadrangular? Mirad ahora la pata delantera derecha. ¡Otra vez! Pues ya lo tenemos.
Vale he de reconocer que este caso tiene truco. El dibujo original es el número 15 de los dedicados a la simetría de Escher, pero yo he escogido una parte de éste (un cuadrado) con sumo cuidado para lograr el efecto deseado. Los dibujos de Escher son impresionantes, pero al analizarlos con detalle matemático revelan irregularidades (lo que a mi juicio acentúa el genio del autor). Otro día hablaré de una irregularidad particularmente interesante en uno de sus cuadros.
Esto de las teselaciones también es una "afición" de Roger Penrose, físico teórico y autor del libro "La nueva mente del emperador". Aprovecho para recomendarlo, no tiene desperdicio, aunque comentarlo se sale del propósito de esta historia. Sólo diré que el tema principal es contradecir un punto propuesto por Douglas R. Hofstadter en su también maravilloso libro "Gödel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle". Sólo el que haya leído este libro y comparta la fascinación por la recursividad estará (como yo) sonriendo ahora mismo al ver que tras un párrafo aparentemente divagativo volvemos al punto de partida...
...que son las teselaciones de Escher. Unas de particular interés y belleza son las llamadas metamorfosis (1 y 2; ésta está en partes aquí) y desarrollos (1 y 2). En ellas el patrón de teselación cambia, pero sin perder la "teselabilidad". Supongo que un topólogo hecho y derecho me diría que eso es porque sólo hace aplicaciones, y que básicamente todas las teselas son la misma o algo por el estilo. Pero ¿eso le quita originalidad o belleza? Ni mucho menos. Es como la teoría de la evolución por selección natural; aunque destejamos el arco iris para saber cómo se produce, no dejamos de maravillarnos por los resultados. (La idea es buena y bonita, qué pena que Dawkins no tenga la prosa de Gould...) Volviendo a Escher, otro punto a su favor es que no todas las posibles transformaciones de un cuadrado nos van a generar un patrón teselable (¿o me equivoco?). Hacerlas simétricamente ayuda, cierto, pero es todo un arte y ante el resultado no puedo menos que quitarme el sombrero.
Hay que ver a dónde le lleva uno eso de comentar el fondo de su bitácora, oyes.