Para quien no sepa quién era Miller, decir que se trata de aquel estudiante de doctorado de Harold Urey al que se le ocurrió replicar las condiciones de la atmósfera terrestre primitiva y ver qué pasaba.
El experimento Miller-Urey pasó entonces a la historia en 1953 (aquél fue un maravilloso año para la biología pues también se elucidó la estructura cristalina del ADN) puesto que el resultado fue la síntesis abiótica de compuestos orgánicos entre los que se incluye un carbohidrato y varios aminoácidos.
Es decir, él (por lo visto Urey pasaba de él, incluso dicen las malas lenguas que se llevaban mal) demostró que a partir de materia inorgánica, sin la intervención de ser vivo (o divino) alguno se podían generar espontáneamente los componentes esenciales de los que están construídos todos los seres vivos.
En otras palabras, ha muerto el cocinero de la sopa prebiótica. Descanse en paz.