Por supuesto, en Pharyngula ya se han hecho eco del descubrimiento, en general en tonos jocosos.
Aparte de lo del pelo, este bicho que vive en las profundidades abisales se caracteriza por ser albino y más ciego que un pimiento (los vegetarianos que no comen marisco por la repulsa que les causa mirar a los ojos a la comida se han quedado sin excusa). Estas adaptaciones me recuerdan el caso de los famosos peces cavernícolas, que, dicho sea de paso, mucha gente consideró "una regresión evolutiva" (¿os suena el argumento de algo? Al menos esa vez no se ridiculizó a nadie...)
Volviendo a lo del pelo (¡cómo olvidarse!), en éste artículo de la BBC se menciona que los pelos albergan multitud de bacterias filamentosas. Una hipótesis es que estas bacterias sean la comida del crustáceo, siendo los pelos un filtro, como las barbas de las ballenas. Otro posible escenario, mucho más 'cool', es que se trate de algún tipo de simbiosis que permita vivir al animal en las condiciones extremas de las fumarolas submarinas (ustedes perdonen si no es el término correcto, pero ahora mismo no caigo en cómo se dice en castellano 'hydrothermal vents'). Desde luego no sería el primer caso de animal encontrado a tremendas profundidades viviendo a base de una granja bacteriana que metaboliza los minerales emitidos en las fumarolas.
Fascinante.