Para el que no sepa de qué va el asunto: hace "siglos" se cometió un fraude en Bélmez. Alguien pintó con sales de plata unos caretos en el cemento de una casa, de modo que parecía que una mancha de humedad tenía forma de cara. Hace poco se murió la dueña de la casa, y, no me pregunteis por qué, eso fue noticia. No tardaron en reaparecer "teleplastias" de estas, en la misma casa y en otras de la zona (y en otros sitios aparece la efigie de Lenin, que me perdone el autor, pero no recuerdo el enlace) y magufos con currículos fraudulentos aparecen provistos de chaleco haciendo "investigaciones serias".
Bueno, tampoco me pregunteis por qué -- aunque espero que sea por efecto de la presión ejercida por los círculos escépticos sobre los medios de comunicación -- Javier Cavanilles, periodista de El Mundo, sale ahora con una batería de artículos anti-patochadas. El primero, de ayer, denuncia el hecho como fraude. Esto se ve que ha escocido porque en su segundo artículo, Cavanilles nos cuenta cómo la SEIP (Sociedad Española de Infamias y Paparruchas) entra en crisis interna (¿qué tal le habrá sentado a la alcaldesa que tan ufana se pavoneaba del dinerillo que este asuntro traería al pueblo?) . Y como para desfacer entuertos pasados, también se saca un artículo en el que se explica la historia fraudulenta de esto de las teleplastias, con enlaces a la ARP-SAPC y todo.
Me alegra ver que por fin alguien de impacto se hace eco del lado racional del asunto. Espero que los de El Mundo aprendan para en el futuro no propagar rumores provenientes de según qué gente, por mucho que otros comenten el asunto, aunque lo dudo.
¿Pasarán estas cosas en Holanda, o están demasiado ocupados dedicándose a quemar mezquitas?