Sábado, 13 de Noviembre de 2004.
Estar en la ciudad de la moda con dos mujeres significa ir de tiendas (que espero no signifique lo mismo que ir de compras, por el bien de nuestra micro-economía).
Esto me martiriza particularmente: yo me he comprado una corbata (naranja, lisa) que ya venía rumiando de antes. 10 minutos han bastado (y tener las ideas claras); ellas llevan horas para nada (¿afortunadamente?).
Pero lo peor es darse cuenta del alcance de la globalización: las mismas tiendas vendiendo lo mismo al mismo precio, sin importar dónde estén. A ellas no les importa, por supuesto. Eso significa que así pueden disfrutar de lo conocido también en Milán. Yo, en cambio, no dejo de pensar en que es una pérdida de tiempo: estás en Milán para terminar yendo a la misma tienda que irías en Amsterdam o Madrid. Esto me lleva a pensar qué hace ir de tiendas por Milán algo especial.
Hace 7 años también compré una corbata, en Emporio Armani. Hoy he vuelto a la Via Monte Napoleone para encontrarme un mega-store Armani. Las corbatas al mismo precio que antaño, lo que me confirma que, efectivamente, al tener en cuenta la inflacción y el efecto euro, hasta la supuesta calidad de Armani ya no es lo que era.
Supongo que lo que haga de especial ir de tienda en tienda por Milán sea hacerlo alrededor de la plaza del Duomo, asomarte a los escaparates desde el interior y ver bulliciosa a la gente pasar frente a semejante obra de arte. Curiosamente, sus vistas se dirigen hacia tí, no hacia la blanca piedra caliza de la catedral....
Estar en la ciudad de la moda con dos mujeres significa ir de tiendas (que espero no signifique lo mismo que ir de compras, por el bien de nuestra micro-economía).
Esto me martiriza particularmente: yo me he comprado una corbata (naranja, lisa) que ya venía rumiando de antes. 10 minutos han bastado (y tener las ideas claras); ellas llevan horas para nada (¿afortunadamente?).
Pero lo peor es darse cuenta del alcance de la globalización: las mismas tiendas vendiendo lo mismo al mismo precio, sin importar dónde estén. A ellas no les importa, por supuesto. Eso significa que así pueden disfrutar de lo conocido también en Milán. Yo, en cambio, no dejo de pensar en que es una pérdida de tiempo: estás en Milán para terminar yendo a la misma tienda que irías en Amsterdam o Madrid. Esto me lleva a pensar qué hace ir de tiendas por Milán algo especial.
Hace 7 años también compré una corbata, en Emporio Armani. Hoy he vuelto a la Via Monte Napoleone para encontrarme un mega-store Armani. Las corbatas al mismo precio que antaño, lo que me confirma que, efectivamente, al tener en cuenta la inflacción y el efecto euro, hasta la supuesta calidad de Armani ya no es lo que era.
Supongo que lo que haga de especial ir de tienda en tienda por Milán sea hacerlo alrededor de la plaza del Duomo, asomarte a los escaparates desde el interior y ver bulliciosa a la gente pasar frente a semejante obra de arte. Curiosamente, sus vistas se dirigen hacia tí, no hacia la blanca piedra caliza de la catedral....