El protagonista, Brutha, sólo posee dos características distintivas: que es un absoluto creyente, de los que creen con toda certidumbre; y que tiene una memoria imposible -- recuerda absolutamente todo lo que entra en su cerebro, no importa cómo (su primer recuerdo es una luz y que al llegar a ella alguien le cogió y le golpeó). Bueno, también es bastante simplón y piensa muy despacio, pero esto parece ser consecuencia de las otras dos cosas. Éste es el personaje para el que la Historia tiene reservado el papel de próximo profeta del Gran Dios Om (actualmente reducido a simple tortuga tuerta) aunque muy a pesar de este último. A lo largo de una "tortuosa" aventura que implica la herejía de que el mundo no es una esfera perfecta sino un disco que reposa a lomos de 4 elefantes apoyados en el caparazón de la Gran Tortuga (marina) A´Tuin (como todo marino lo suficientemente intrépido sabe, aunque puede que no demasiado a tiempo) descubrimos la verdadera relación entre los dioses y sus iglesias. De paso también descubrimos por qué los filosofos no han aportado nada realmente práctico a la humanidad (es decir, porque su comprensión de la naturaleza humana les prevé de las consecuencias de los posibles usos dados a los desarrollos tecnológicos).
No quiero seguir chafandole la lectura a nadie, así que dejémoslo ahí. Cualquiera de vosotros disfrutará leyéndolo, si no lo ha hecho ya, y seguro que después estaréis de acuerdo conmigo: ¡Ojalá más creyentes leyeran este libro!
* pepercervelat y ardener boterhamworst: quicir, lo más parecido a mortadela y salchichón que puedes encontrar por aquí...