Mazo comentaba en Babayaes que está atascado en el tiempo: la página principal de su bitácora no se actualiza. Él, manda que te manda nuevos mensajes, pero cada vez que entra, sólo aparece el inaugural. Pero están ahí, porque puede rastrearlos por los enlaces de los archivos. Más importante aún, los demás podemos verlos perfectamente, de hecho comentamos lo buenos que son sus dibujos... pero como si no, porque él no puede ver los comentarios. Yo le sugeriría borrar las cookies a ver qué pasa, pero igual luego le da pereza tener que rellenar todos los formularios de nuevo, o no se acuerda de esas estúpidas contraseñas que nos piden en las páginas más inverosímiles para acceder a contenido gratuito. En fin.
El caso es que esto me recuerda a lo que me pasa a mí con la página del PaleoFreak. Cada vez que entro veo la página principal actualizada, leo las últimas historias y voy a ver los comentarios. Cuando he terminado de leer (y en ocasiones añadir la chorrada de turno), le doy a retroceder en el explorer...¡y vaya si retrocedo! No aparezco en la página principal de la que salí, sino en una anterior. Faltan historias, los contadores de los comentarios no están actualizados. No es como Mazo, que está estancado en el pasado, sino que yo entro en el presente y según me muevo en el ciberespacio, también me muevo en el cibertiempo. Y no siempre hago el mismo viaje. Raro, raro, raro.
Vale, pero ¿por qué demonios comento esto? Pues porque me acaba de pasar otra historia ciberanormal (aparte de la ya nada anormal experiencia de mandar un mensaje y que no aparezca porque llevaba demasiado tiempo inactivo; sí, estoy re-redactando este mensaje). ¿Veis esas líneas discontinuas que separan los mensajes en mi bitácora? Pues yo no. Cierto, sí las veo en la columna lateral y detrás del primer mensaje, pero deberían estar detrás de todos los mensajes, o eso se supone. El caso es que ya había desistido de lograrlo, aunque una vez lo conseguí (pero visto y no visto, cuando actualicé volví a perderlas), hasta que me ha pasado otra vez. Ahí estaba yo, leyendo la última historia en busca de erratas, cuando me doy cuenta de que veo líneas entre todos los mensajes. ¡Milagro! Esto es que Víctor se ha apiadado de mí y me ha echado una mano (más) con la plantilla. Pero no. Encuentro una errata, la corrijo, actualizo el blog y... ya no están. Se han ido. ¿Para siempre? Mizterio.
También me ha pasado que después de enviar este mensaje por primera vez (y de verlo desaparecer), me he percatado de que la historia sobre el freno selectivo tenía 8 comentarios. ¡Coño, si me repaso cada dos minutos la bitácora pendiente de estas cosas! Pozí, ahí están, desde el jueves pasado, esperando a que me diese cuenta. ¿Qué está pasando aquí? Otro mizterio ciberanormal.
El caso es que esto me recuerda a lo que me pasa a mí con la página del PaleoFreak. Cada vez que entro veo la página principal actualizada, leo las últimas historias y voy a ver los comentarios. Cuando he terminado de leer (y en ocasiones añadir la chorrada de turno), le doy a retroceder en el explorer...¡y vaya si retrocedo! No aparezco en la página principal de la que salí, sino en una anterior. Faltan historias, los contadores de los comentarios no están actualizados. No es como Mazo, que está estancado en el pasado, sino que yo entro en el presente y según me muevo en el ciberespacio, también me muevo en el cibertiempo. Y no siempre hago el mismo viaje. Raro, raro, raro.
Vale, pero ¿por qué demonios comento esto? Pues porque me acaba de pasar otra historia ciberanormal (aparte de la ya nada anormal experiencia de mandar un mensaje y que no aparezca porque llevaba demasiado tiempo inactivo; sí, estoy re-redactando este mensaje). ¿Veis esas líneas discontinuas que separan los mensajes en mi bitácora? Pues yo no. Cierto, sí las veo en la columna lateral y detrás del primer mensaje, pero deberían estar detrás de todos los mensajes, o eso se supone. El caso es que ya había desistido de lograrlo, aunque una vez lo conseguí (pero visto y no visto, cuando actualicé volví a perderlas), hasta que me ha pasado otra vez. Ahí estaba yo, leyendo la última historia en busca de erratas, cuando me doy cuenta de que veo líneas entre todos los mensajes. ¡Milagro! Esto es que Víctor se ha apiadado de mí y me ha echado una mano (más) con la plantilla. Pero no. Encuentro una errata, la corrijo, actualizo el blog y... ya no están. Se han ido. ¿Para siempre? Mizterio.
También me ha pasado que después de enviar este mensaje por primera vez (y de verlo desaparecer), me he percatado de que la historia sobre el freno selectivo tenía 8 comentarios. ¡Coño, si me repaso cada dos minutos la bitácora pendiente de estas cosas! Pozí, ahí están, desde el jueves pasado, esperando a que me diese cuenta. ¿Qué está pasando aquí? Otro mizterio ciberanormal.
